LINEAMIENTOS CURRICULARES PARA LA EDUCACIÓN PERMANENTE DE JÓVENES Y ADULTOS

 

 

LINEAMIENTOS CURRICULARES PARA LA EDUCACIÓN PERMANENTE DE JÓVENES Y ADULTOS

 

 

PRIMERA ETAPA 

 

Introducción:

La Ley de Educación Nacional Nº 26.206 ratifica el carácter federal de la educación y a la vez enmarca a la educación de Jóvenes y Adultos como modalidad de educación permanente, integrando de este modo los fines propios de una educación que prepare para el ejercicio pleno de la ciudadanía, los orientados hacia una mayor calidad de vida y aquellos que hacen a promover o mejorar la participación del joven o adulto en el mundo laboral.

 

En el Documento Base, que encuadra las líneas de acción para la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos (EPJA) que se desarrollan en nuestro país en el marco de los acuerdos emanados del Consejo Federal de Educación, hemos señalado los aspectos y características más relevantes que hacen a la especificidad de la modalidad. Lo allí expresado fundamenta la necesidad urgente de avanzar con transformaciones y adaptaciones en diversas dimensiones para responder al deber del Estado de posibilitar efectivamente que quienes han quedado fuera del sistema educativo tengan acceso a ejercer el derecho a la educación.

 

En este documento abordamos aspectos de la dimensión curricular mencionados en el Documento Base, para que sean incorporados en la elaboración y/o revisión de los diseños curriculares de la E PJA que las jurisdicciones realicen para esta modalidad. Para su confección hemos considerado además diversos documentos producidos tanto a nivel nacional como internacional y los aportes de los Equipos Técnicos jurisdiccionales y regionales producidos en una etapa previa de consulta.

 

Partiremos de mencionar los aspectos generales de esta propuesta, para desarrollar en una segunda parte los aspectos estructurales.

 

Por último, señalaremos los ejes que consideramos básicos e ineludibles en toda propuesta curricular para esta modalidad como marco de referencia para la selección de contenidos y la definición de las capacidades esperables por áreas o campos de saberes curriculares, tareas estas que deberán ser consideradas en una próxima etapa.

 

En virtud de la puesta en marcha de la segunda etapa del Plan FinEs se comenzará a aplicar el diseño curricular modular. Ello servirá de insumo para realizar las modificaciones y ajustes necesarios en la construcción del currículo para la EPJA que se inicia con este documento.

 

Muchos de los aspectos aquí presentados demandarán tiempo, esfuerzo y recursos de cada jurisdicción para establecer las condiciones necesarias para su implementación, consideramos que deben ser tenidos como objetivos a alcanzar en el menor plazo posible cuyas etapas iremos definiendo. Por nuestra parte, asumimos el compromiso de acompañar con nuestro tiempo, esfuerzo y recursos en la consolidación de un currículo que considere las especificidades de la EPJA.


1- ASPECTOS GENERALES

 

La educación de adultos, a través de sus escuelas y de sus centros ha atendido durante mucho tiempo las demandas de la población de jóvenes y adultos que no han completado la educación de nivel primario y/o secundario. La implementación de planes semipresenciales o a distancia y las experiencias de articulación de la educación de nivel con la formación para el trabajo, son sólo ejemplos de las respuestas dadas a esas demandas y a otras derivadas de los cambios evidenciados socialmente.

 

Las instituciones educativas así como otras entidades de la sociedad civil -organizaciones sociales, sindicatos, congregaciones religiosas, entre otras - reconocen la necesidad de poner en marcha estrategias destinadas a que muchos de los millones de jóvenes y adultos que no han completado la educación primaria o secundaria puedan alcanzar tales certificaciones educativas con calidad suficiente para incorporarse o progresar en el mundo de trabajo, para continuar estudios superiores y para una participación más plena en el proceso de crecimiento sostenido del país.

 

Sin embargo siempre es posible y necesario pensar y desarrollar estrategias que aumenten las posibilidades de participar en el sistema educativo a aquellos que han sido circunstancialmente excluidos. Es por ello que debemos:

 

-          Encontrar mecanismos para recuperar las capacidades y competencias ya adquiridas por el joven o adulto como resultado de su trayectoria en la educación no formal o informal.

 

-          Desarrollar propuestas curriculares de mayor flexibilidad, fomentar el vínculo de los proyectos educativos con los sectores laborales o de pertenencia de los estudiantes y generar articulaciones entre las diferentes modalidades del sistema de educación formal.

 

-          Eliminar las barreras educativas que existen actualmente entre las diferentes ofertas formativas vigentes en las jurisdicciones del país. Hay en el país múltiples planes de estudios y modalidades formativas tanto para el nivel primario como para el nivel secundario de la EPJA y las vías de tránsito entre unas y otras suelen ser dificultosas o inexistentes[1].

 

-          Educar en la diversidad ya que la calidad de vida, la participación laboral y la práctica ciudadana seguramente se expresan en todas y cada una de las distintas culturas regionales y/o sectoriales, de manera diversa, pero esa diversidad adquiere todo su significado cuando se la entiende como matices y/o manifestaciones particulares de una cultura nacional. No se trata de educar en lo mismo pero sí de educar para lo mismo.

 

En resumen, consideramos fundamental que el currículo de la EPJA tenga como centralidad ofrecer múltiples alternativas para que, quienes aún no han completado su educación primaria y secundaria, puedan hacerlo en un marco institucional que:

 

–        Reconozca su trayectoria formativa

–        Valore su identidad cultural, étnica y lingüística

–        Acredite sus capacidades y competencias laborales

–        Considere sus oportunidades y circunstancias concretas para retomar o iniciar su    educación formal y sostenerla.

–        Contemple su participación y compromiso con diversas organizaciones de la sociedad.

–        Garantice la construcción de un conocimiento de calidad académica para un desempeño protagónico social, laboral y cultural.

 

Y para eso es menester que dicha estructura contemple que:

 

–        Cada sujeto pueda, en buena medida y con el acompañamiento institucional necesario, planificar sus estudios de manera personalizada.

 

–        Se habiliten vías para el cursado simultáneo en ofertas presenciales, semi-presenciales y a distancia.

 

–        Las instituciones de educación pública para jóvenes y adultos en el país dispongan de mecanismos para acreditar como parte de la formación primaria y/o secundaria en la modalidad:

 

a) las trayectorias formativas que el joven o adulto haya ya recorrido en otras instancias de educación primaria o secundaria del sistema educativo.

 

b) las certificaciones que el joven o adulto haya alcanzado o se encuentre en vías de alcanzar en el ámbito de las instituciones de formación profesional que forman parte del sistema educativo.

 

c) Las certificaciones que el joven o adulto haya alcanzado en otras instancias formativas de reconocida valía, en el ámbito de la educación no formal.

 

d) Las capacidades y competencias que las personas poseen como resultado de su tránsito por la vida adulta social, cultural y laboral.

 

Por lo hasta aquí expresado es que proponemos los aspectos estructurales del currículo para la EPJA que se desarrollan a continuación, que contempla la flexibilidad y apertura que proclamamos como imperiosas para esta modalidad.

 

Como toda propuesta que refiere a aspectos del currículo, lo que se presenta es factible de mejorarse y enriquecerse con los aportes de todos los actores involucrados y a medida que se avance en su implementación.

 

 

2- ASPECTOS ESTRUCTURALES

 

 

La Ley de Educación Nacional N° 26.206 prescribe para la EPJA el diseño de una estructura curricular modular basada en criterios de flexibilidad y apertura[2]. En el Documento Base damos cuenta ampliamente de los fundamentos que respaldan la adopción de estos criterios.

 

Es necesario entonces desarrollar formas de promoción, acreditación y certificación que permitan la concreción de un currículum que personalice la trayectoria del estudiante y defina etapas o ciclos formativos.

 

 

2.1- La estructura modular

 

De acuerdo a lo mencionado hasta aquí, se propone adoptar para la EPJA a nivel nacional un diseño curricular modularbasado en criterios de flexibilidad en tiempo y espacio y de apertura hacia la realidad de cada estudiante, contextualizando los contenidos de enseñanza.

 

Definimos módulo como: una unidad curricular referida a un campo de contenidos que constituye una unidad de sentido que organiza el proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de objetivos formativos claramente evaluables, con un importante grado de autonomía en relación con la estructura curricular de la que forma parte.

 

Debe tenerse en cuenta que estamos utilizando el concepto de módulo en el sentido aquí desarrollado y no como material didáctico presentado al alumno, al que solemos darle la misma denominación.

 

Por una parte, los módulos permiten una multiplicidad de formas de articularlos entre sí, personalizando la formación del estudiante. Por otra, y dada la necesidad de los aprendizajes promovidos en cada uno de ellos en función de los otros, los módulos requieren un sistema de correlatividades que oriente el aprendizaje, ofreciendo al estudiante criterios para la regulación de su trayectoria formativa.

 

El campo de contenidos que constituye la unidad de sentido de cada módulo pueden ser las áreas o campos de saberes. A su vez, un módulo puede estar formado por secciones o unidades organizadas de distintas formas según diversos criterios, tales como núcleos de contenido o niveles de aprendizaje. Corresponde a las jurisdicciones definir el campo de contenidos y la organización de cada módulo.

 

Cada módulo es una unidad a la que se le debe asignar la acreditación parcial que le corresponda en cada plan de estudios.

 

 

2.2- Carga de trabajo

 

En concordancia con los motivos señalados para la adopción de un diseño curricular modular y como complemento del mismo se propone adoptar para la EPJA un sistema centrado en la carga de trabajo total que el estudiante necesita para la consecución de las capacidades previstas en un módulo, en un determinado ciclo formativo y en un nivel de certificación.

 

La carga de trabajo total supone  un conjunto estimado de horas que el estudiante debe emplear para  alcanzar las metas de aprendizaje propuestas en cada módulo o unidad curricular. Por lo tanto es el resultado de considerar las horas que el estudiante está en clase o en contacto con el docente más aquellas que deba emplear en actividades independientes -estudio, prácticas, preparación de exámenes, actividades laborales y/o comunitarias vinculadas a su praxis educativa.

 

De este modo el considerar la carga total de trabajo del estudiante es una herramienta óptima para acreditar aprendizajes tanto en los sistemas presenciales, semipresenciales y/o a distancia, a la vez que posibilita estimar la duración de una propuesta no anualizada.

 

Por otra parte facilita: la equiparación de las intensidades de formación entre programas de diferentes instituciones y/o modalidades, la movilidad del estudiante en el sistema educativo y  la homologación de estudios y la convalidación de saberes obtenidos en otros ámbitos.

 

La matriz curricular que se propone para la educación de jóvenes y adultos fija una carga de trabajo total del estudiante de 4600 horas reloj, de las cuales 1.600 corresponden al nivel primario y 3.000 al nivel secundario.

 

Al considerar tanto la carga de trabajo del estudiante en contacto con el docente como aquella que destina al trabajo independiente, estas últimas se incrementan relativamente respecto de las primeras en los planes presenciales respecto de los semi-presenciales y/o a distancia y también que las horas de trabajo independiente se incrementan proporcionalmente respecto de las de contacto docente-alumno a medida que se avanza en nivel de formación o aún en los ciclos de cada nivel.

 

Así es posible establecer a modo de pauta general que, para las propuestas presenciales, la carga total de trabajo del estudiante exigida en la matriz (4600 horas reloj) se corresponde con aproximadamente 3000 horas reloj de contacto docente-alumno – “horas reloj de clase”, distribuidas como se muestra en el cuadro siguiente:

 

 

 

NIVEL

 

CICLOS

Hs. reloj de contacto

estudiante-docente

Hs. reloj de trabajo

independiente del estudiante

Hs. reloj de carga de trabajo

total del

estudiante

Primario

 

Alfabetización

190

60

250

Formación Integral

760

240

1.000

Formación por Proyectos

266

84

350

Subtotal

1.216

384

1.600

Secundario

 

Formación Básica

 

1.350

900

2.250

Formación Orientada

Profesionalmente

450

300

750

 

 

Subtotal 

 

 

1.800

 

1.200

 

3.000

TOTALES

3.016

1.584

4.600

 

 

Para las propuestas semi-presenciales o a distancia se ha de fijar la relación entre horas de contacto “docente-alumno” y horas de trabajo independiente del estudiante, atendiendo a las características específicas de cada propuesta.

 

Por ser los módulos las unidades curriculares acreditables, son éstos a los que debe asignárseles una carga tal que en conjunto definan el total de horas de trabajo del estudiante establecido para cada nivel y ciclo formativo.

 

A modo de ejemplo, se agrega como Anexo I la planilla en la que se ha realizado la distribución de módulos del Ciclo de Formación Básica del Programa de Educación a Distancia de Nivel Medio de Adultos, del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, el que se ha propuesto para la implementación de la segunda etapa del Plan FinEs.

 

La asignación de carga horaria total de trabajo del estudiante por módulo estará obviamente en dependencia de la definición del campo de contenidos y del conjunto de saberes comprendidos en cada uno de éstos. Para ello se deberán tomar decisiones a nivel federal y elaborar una grilla que sirva de instrumento y facilite efectivamente la equiparación de las intensidades de formación entre programas de diferentes instituciones, modalidades y/o jurisdicciones, la movilidad del estudiante en el sistema educativo en todo el territorio nacional y la homologación de estudios y la convalidación de saberes obtenidos en otros ámbitos.

 

Esta tarea formará parte de una próxima etapa de elaboración de lineamientos curriculares de la EPJA.

 

2.3- Los ciclos formativos

 

Cada ciclo formativo se define como: un trayecto de formación, integrado por varios módulos, que permite al estudiante apropiarse de una serie de capacidades de un determinado cuerpo de saberes y que como tal es certificable como etapa de la educación primaria o secundaria.

 

Los ciclos formativos no se corresponden con la idea de ciclo lectivo, sino que rompen con los límites que impone el sistema anualizado.

 

Se establecen para la EPJA, los siguientes ciclos formativos:

 

–        Tres ciclos formativos para el nivel primario: Ciclo de alfabetización, Ciclo de formación integral y Ciclo de formación por trayectos.

 

–        Dos ciclos formativos para el nivel secundario: Ciclo básico y Ciclo orientado profesionalmente.[3]

 

A-  Los ciclos formativos en el nivel primario

 

• Ciclo de Alfabetización:

 

   Este ciclo tiene como propósito esencial favorecer la construcción de la autonomía y de la autovaloración, generar estrategias de participación ciudadana y de desarrollo y bienestar humano.

La alfabetización de jóvenes y adultos en tanto práctica social no es solamente la adquisición del código lingüístico o el adiestramiento en una técnica de cifrado y descifrado. Implica principalmente un proceso activo y constructivo del conocimiento como herramienta para la valoración de la identidad cultural – étnica, el análisis crítico del sistema capitalista y la transformación social del mismo, creando condiciones de una vida digna para todos.

  

La alfabetización como proceso supone una comprensión y un desarrollo holístico del lenguaje, en sus cuatro funciones básicas: hablar, escuchar, leer y escribir en el contexto de la vida cotidiana.

La lectura y la escritura de números son parte de la adquisición de la lengua escrita y por lo tanto son capacidades a desarrollar en el contexto de la vida familiar, productiva y social. El reconocimiento y uso de las operaciones básicas (suma, resta, multiplicación y división) requieren de un aprendizaje significativo para los estudiantes, realizado mediante la búsqueda de soluciones a situaciones problemáticas relacionadas con la vida cotidiana y la reflexión que los estudiantes realicen sobre el conocimiento matemático generado.

 

• Ciclo de Formación Integral:

 

Centrado en el desarrollo de capacidades asociadas al conocimiento de la lengua-escrita y oral-, la matemática, las ciencias y tecnologías de la información y comunicación, las artes, la formación ética, la formación para el mundo del trabajo y el cuidado ecológico.

La formación integral de estudiante adulto exige que la adquisición y el desarrollo de tales capacidades se desarrollen en estrecha vinculación con su praxis social contextualizando su enseñanza y su aprendizaje a los requerimientos socio-comunitarios locales y regionales.

 

·   Ciclo de Formación por trayectos:

 

La intencionalidad de este ciclo de formación está centrada en la necesidad de generar un espacio pedagógico especialmente destinado a resignificar los aprendizajes producidos en las áreas curriculares transfiriéndolos a la comprensión, al análisis y resolución de nuevos problemas de relevancia social para los estudiantes, su contexto socio – cultural y desarrollo local.

 

El sentido de este ciclo formativo por trayecto consiste en posibilitar en los estudiantes un aprendizaje transdisciplinar, basado en la metodología de proyectos de trabajo, en la investigación participativa y etnográfica.

 

Se trata de un ciclo de formación que tiene como finalidad promover que los estudiantes aprendan a “saber hacer” a partir del conocimiento construido en el marco de la formación integral y de las competencias desarrolladas acorde con los tres ejes articuladores de la educación de jóvenes y adultos que mencionaremos más adelante. En este sentido, “saber hacer” no es simplemente una cuestión de ejercer unas destrezas rutinarias producto de un entrenamiento técnico, sino que se pone en juego mediante el aprendizaje de estrategias de acción que se desarrollan en contextos caracterizados por la complejidad e incertidumbre y mediante la necesidad de realizar juicios en función de tomar decisiones contextualizadas.

 

El tipo de proyectos a seleccionar estará condicionado por las necesidades y situaciones problemáticas de carácter social, económico, político, cultural y ecológico definidas por los estudiantes tanto a nivel local, municipal, provincial, nacional, latinoamericano o mundial.

 

Por este motivo, para la definición de los proyectos de trabajo de este ciclo formativo se tomará en cuenta: la identidad cultural – étnica de los estudiantes, la franja de edad a la que pertenecen, su modo de participación en el mundo del trabajo, su grado de intervención en actividades socio-comunitarias y especialmente sus intereses y motivaciones.

 

El modo de gestionar la enseñanza y aprendizaje de tales contenidos procedimentales habrá de caracterizarse por un “actuar que se aprende actuando” y se desarrollará mediante un aprendizaje cooperativo, con múltiples y simultáneas interacciones.

 

B- Los ciclos formativos en el nivel secundario:

 

• Ciclo de la Formación Básica: Común a todas las orientaciones. Centrado en el desarrollo de los contenidos propios de las disciplinas y de ejes transversales, en estricta vinculación con la praxis social de los estudiantes y sus contextos.

 

• Ciclo de la Formación Orientada Profesionalmente: Orientado a un dominio de capacidades propias de un determinado ámbito de desempeño profesional.

 

La definición de algunas de las figuras profesionales que caracterizan a este ciclo formativo estará a cargo de las autoridades educativas jurisdiccionales, toda vez que se entiende que las mismas deben estar en consonancia con la realidad socio-productiva de cada región.

 

Otras figuras profesionales podrán ser definidas por las áreas competentes del Ministerio de Educación Nacional. Son éstas, las que atañen a sectores de la producción y los servicios de alcance nacional.

 

En todos los casos será de particular importancia, la participación de los colectivos propios del mundo de trabajo y de la producción, en la definición de tales figuras. Las figuras profesionales definidas tendrán reconocimiento como referentes de los componentes curriculares de la educación secundaria de jóvenes y adultos en todo el país, una vez hayan sido validadas por el Ministerio de Educación de la Nación.

 

Las vías para la acreditación de este ciclo formativo son:

 

Ø  mediante el cursado de módulos organizados y secuenciados específicamente para cada una de las figuras profesionales definidas.

 

Ø  por certificaciones que el alumno posee de otras instancias de capacitación que resulten equivalentes en lo que se refiere a las capacidades y las competencias propias exigidas para una determinada figura profesional.

 

Ø  a través de la evaluación de saberes profesionales, de la que resulten suficientemente acreditadas las capacidades y competencias propias de una determinada figura profesional.

 

2.4- Las certificaciones parciales

 

De acuerdo a lo establecido para la EPJA en la Ley Nacional de Educación, se define el otorgamiento de certificaciones parciales por módulos y por ciclo de formación acreditado.

 

En tal sentido se establecen las siguientes certificaciones parciales por ciclos:

 

• Para el nivel primario:

–        Certificado de acreditación del ciclo de Alfabetización.

–        Certificado de acreditación del ciclo de Formación Básica Integral (de nivel primario)

–        Certificado de acreditación del ciclo de Formación por trayectos  

                       

• Para el nivel secundario:

            – Certificado de acreditación de la Formación Básica (de nivel secundario)

            – Certificado de acreditación de la Formación Orientada profesionalmente (de nivel secundario).

 

Respecto a los módulos las constancias de aprobación que se emitan tendrán la misma validez que las tradicionales constancias de aprobación de asignaturas.

 

2.5- La certificación de terminalidad

 

En lo que respecta a la terminalidad educativa se establece para el nivel primario la extensión del:

 

            – Certificado de Estudios Primarios.

 

Por su parte, para el nivel para el nivel secundario se define la titulación de:

 

–  Bachiller con Orientación Profesional (con la especificación correspondiente respecto de la figura ocupacional asociada a la titulación).

 

3- Las capacidades esperables

 

La definición de un currículo para la EPJA exige establecer capacidades esperables a alcanzar por los estudiantes para cada uno de los niveles educativos.

 

Será de exclusiva potestad de cada jurisdicción definir las estructuras modulares que compondrán cada una de las áreas o disciplinas, su organización y secuenciación hacia el interior de cada ciclo formativo a fin de generar trayectorias que garanticen el logro de las capacidades esperables por parte de los estudiantes.

 

A efectos de garantizar la movilidad de los estudiantes, se deberán definir las capacidades esperables para cada ciclo de los niveles de educación de la EPJA en una próxima etapa de elaboración de los lineamientos curriculares de la modalidad.

 

En función de las consideraciones que hemos expresado en el Documento Base, recomendamos que la selección y organización de los contenidos de cada área o campo de saber se realice de manera tal que los jóvenes y adultos puedan integrar los conocimientos y habilidades a su vida cotidiana y a su realidad circundante. Por ello creemos centrales los ejes que mencionamos a continuación:

 

Ejes básicos

 

a- Las interacciones humanas en contextos diversos

 

En el Documento Base hemos hecho referencia a la diversidad y heterogeneidad de los sujetos de la EPJA y de sus contextos, así como a la intrincada relación entre ambos. Diversidad y heterogeneidad que no puede ser obviada ni vista como un obstáculo, sino por el contrario, como un elemento a valorar e incluir de acuerdo a la especificidad de cada área o campo de conocimiento, ya que será a partir de los saberes que culturalmente han internalizado los jóvenes y adultos que se podrá desplegar el proceso de enseñanza y de aprendizaje, para que logren un conocimiento crítico de su entorno y de otros temporal y espacialmente diferentes.

 

Esta valoración de la diversidad es concordante con la formación de sujetos capaces de aportar para la mejor calidad de vida  tanto en lo personal como en su comunidad.

 

b- Educación y Trabajo

Tal como lo hemos mencionado en el Documento Base, en tanto se tiende a la formación integral la vinculación con el mundo del trabajo merece ser un eje ineludible en la EPJA.

 

En concordancia con el eje mencionado en el punto anterior, la capacidad de reflexionar sobre los contextos incluye no sólo los aspectos socioculturales sino también políticos y económicos para lograr una formación que no sea una mera preparación para un empleo sino una real formación para el trabajo.

 

Por ello consideramos que en la formación general se debe brindar un conocimiento amplio de los deberes y derechos, de las características actuales y prospectivas que definen al mundo del trabajo, las transformaciones en las formas de organización y las condiciones y relaciones laborales en el contexto actual y, en particular, en los sectores socio ocupacionales claves en cada región.

 

c- La educación como fortalecimiento de la ciudadanía

La Ley Nacional de Educación establece en el Art. 3° que “La educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social de la Nación”.

 

Si esta mención al ejercicio de la ciudadanía está presente al hablar de la educación en general, en la modalidad de la EPJA adquiere un matiz diferencial de insoslayable trascendencia, en la medida que está dirigida a quienes por su edad están más próximos a estar habilitados, o ya lo están, para un ejercicio pleno y participativo de la vida ciudadana.

 

Teniendo en cuenta la exclusión de la mayoría de los sujetos de esta modalidad, a la que hemos hecho referencia, y en concordancia con los ejes mencionados anteriormente, se hace imprescindible aportar un conocimiento de los deberes y derechos así como de los diversos niveles de organización y responsabilidades políticas para que puedan ejercer críticamente el accionar ciudadano que les posibilite superar situaciones de inequidad y de deficiencias de participación.

 



[1] Existen en el país ofertas de nivel primario o para 1º y 2º ciclo de EGB de 2, 3 años de duración. En algunas jurisdicciones la educación primaria de adultos estima en 4 años de duración y en otras la EGB 3 supone 1 años más respecto de los ciclos anteriores.-

La dispersión en educación secundaria es similar. Hay planes de estudio de 3 o 4 años de duración, planes de polimodal que implican similar cantidad de años, etc.

A estas propuestas anualizadas habría que agregar tanto para la educación primaria como para la secundaria, las propuestas semi- presenciales y a distancia. (fuente DINIECE).

[2] Art. N° 48 inc. f)

[3] LEN Nº 26.206, Cap. IV, Educación Secundaria. Artículo 31.- la educación Secundaria se divide en dos (2) ciclos: un (1) Ciclo Básico, de carácter común a todas las orientaciones y un (1) Ciclo orientado, de carácter diversificado según las distintas áreas del conocimiento, del mundo social y del trabajo.

 

 

 

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase: